Algo más que un simple mundial de fútbol

Paso el mundial de Rusia 2018 y nuevamente quedan reflexiones para hacerle a nuestros jugadores y a nuestra sociedad. Detrás de ese gran trofeo que nos apasiona y es aclamado por todos los equipos y en especial por nuestra sociedad, se ocultan otras cosas.

En Argentina hay un deseo inconsciente “tapado” por este trofeo, y aquello que nos apasiona no es el hecho factico de tenerlo entre nuestras manos, sino el hecho de tener una ilusión como pueblo en conjunto. Ver a “guerreros” luchar en una cancha defendiendo nuestros colores, que no se rindan y el hecho de esperar finales felices sobre el último minuto, cual historia épica que va a ser contada a lo largo de las generaciones en familia. A los argentinos tanto en lo político, como en lo deportivo nos apasionan los héroes y nos enceguecemos detrás de ellos hasta las últimas consecuencias (que no siempre es bueno) porque nos apasiona ganarle a los mejores, pero también nos apasionan los héroes del día a día, del barrio, del futbol, del deporte en general. Los héroes que llevan en el pecho la azul y blanca y que terminan sus batallas con finales felices.

Pocas veces se ve a la sociedad de nuestro país unida como en las fechas de mundiales, sin importar las creencias políticas, religiosas, clases sociales, ni de dónde vienen y ni hacia dónde van.

Nos apasiona que nuestros héroes nos muestren que nada es imposible, que las largas historias pueden tener finales felices, porque el héroe no es el que triunfa siempre, es el que se cae, llora y se vuelve a levantar. Nuestra sociedad frustrada con problemas sociales, políticos, económicos, coyunturales y también estructurales, revive cada 4 años esta pasión ya nombrada, viendo que lo que hacen nuestros “héroes” (caerse, pelearla y volverse a levantar) lo hacemos todos los días en nuestro país, desde tierra del fuego hasta la Quiaca. Pero esa ilusión que promueven los mundiales es esa que los argentinos nunca abandonan a nivel país, es ser pequeño y soñar con ser grande como tantos héroes que nos unieron y que nos inspiran todos los días. “Pelearla” no es una opción, es una obligación. Muchas veces nuestros sueños frustrados como sociedad, es decir, la unión, los buenos resultados, el respeto, etc los “volcamos” sobre nuestros jugadores, para que sean el ejemplo ante el mundo. Es por eso que este trofeo es muchísimo mas que algo material que mide 36 cm de altura y está hecho con 3 kg de oro sólido de 18 quilates. Esconde sueños, frustraciones, miedos y PASIONES, tan grandes como nuestro país.

“Muere lentamente quien evita una pasión y su remolino de emociones, justamente éstas que regresan el brillo a los ojos y restauran los corazones destrozados.” Pablo Neruda.