Escucha nuestro Podcast

Escucha nuestro Podcast
Sin Grietas Podcast

Curtiendo el alma y el corazón

¿Cómo describir la vida? ¿Cuál es el punto máximo de felicidad? ¿Cuánto dura la tristeza? Demasiadas preguntas y muy pocas respuestas. Ese vaivén subjetivo que depende de cada persona, mejor conocido como montaña rusa personal, en donde subimos y bajamos, estamos felices y tristes, nos sorprendemos y decepcionamos, pero nunca paramos.

Como si nuestra alma, nuestro corazón fueran pequeñas personas montadas en un carrito o mejor dicho en un cuerpo, con dos pies, dos manos, dos ojos, una nariz y una cabeza, nos embarcamos en esa montaña rusa que nadie puede deparar por donde nos llevará, si chocará, si subirá o bajará mucho, cuánto durará, quiénes y cuanto tiempo nos acompañaran a lo largo del viaje y muchas cosas más. Pero si hay algo que sabemos, levantarnos cada vez que nos caemos.

Paulo Coelho planteó en una especie de poema en donde realizó un resumen de lo que son los pasajes de nuestra vida, de la necesidad de cerrar círculos, de levantarse luego de tropezar con una piedra y esquivarla para después no chocártela de vuelta en el camino.

En dicho escrito expresó: “Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el sentido del resto. Cerrando cí­rculos, o cerrando puertas, o cerrando capí­tulos, como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.
¿Terminó tu trabajo?, ¿Se acabó tu relación?, ¿Ya no vives más en esa casa?, ¿Debes irte de viaje?, ¿La relación se acabó? Puedes pasarte mucho tiempo de tu presente “revolcándote” en los porqués, en devolver el cassette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste ya a ser infinito, porque en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos encaminados hacia ir cerrando capí­tulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.
No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos porqué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que desprenderse.
No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!
Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros.
Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que dar vuelta a la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente…
El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú… Suelta el resentimiento. El prender 'tu televisor personal' para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarte lentalmente, envenenarte y amargarte.
La vida está para adelante, nunca para atrás. ¿Noviazgos o amistades que no clausuran?, ¿Posibilidades de regresar? (¿a qué?), ¿Necesidad de aclaraciones?, ¿Palabras que no se dijeron?, ¿Silencios que lo invadieron? Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra capí­tulos. Dite a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino, porque tú ya no encajas allí­ en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio.
Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos dí­as, hace tres meses, hace un año. Por lo tanto, no hay nada a qué volver.
Cierra la puerta, da vuelta a la hoja, cierra el círculo.

Porque de eso se trata el camino, incluso en los momentos más felices, ir curtiendo el alma y el corazón.

Escrito por: Tomás Russo

Comentarios

Unknown dijo…
Exelente tu refleccion!! Felicitaciones...

Entradas populares