Eso a lo que tanto le temen
Por más chiquitas que sean, no hay que ignorar las señales que la vida nos pone muchas veces en el camino. A veces a propósito, otras sin querer, decidimos ignorar algunas advertencias.
Por suerte el periodismo y los medios de comunicación son indiscutibles bastiones de la libertad de expresión y de las democracias mundiales en la modernidad. Pero la democracia, en sí, como ha pasado con muchos sistemas de representación, tiene sus distorsiones y no siempre la teoría se aplica de igual manera que en la práctica.
Puede que haya países donde hay medios de comunicación libres y eso no garantice un correcto funcionamiento de la democracia. Pero si se puede afirmar que los países en donde no hay medios de comunicación libres hay una dictadura, una autocracia, o una monarquía. No existe una sola dictadura en el mundo que tenga varios medios de comunicación a la vez con diferentes ideologías, es decir, de derecha, izquierda, progresistas o conservadores. ¿Ejemplos? Muchísimos. China, Corea del Norte, Venezuela, Cuba, Turkmenistán, Guinea, Ecuatorial, entre otros más.
Aquí en Argentina la historia entre el estado, los gobiernos y los medios es muy larga de explicar y analizar en una sola nota. Hoy vamos a ir a un tema muy específico, que advertí post paliza electoral del Frente de Todos a Cambiemos el año pasado, el problema del kirchnerismo con la libertad de expresión.
Es más que sabido los problemas que tuvieron ‘los k’ con el periodismo y los medios entre 2003 y 2015. A grandes rasgos recordemos: Guillermo Moreno interviniendo papel prensa de forma patotera -al estilo macho argentino-, el programa político militante 678 en un canal estatal financiado por todos los argentinos, cuando echaron a Juan Miceli por cuestionar al entonces secretario general de La Cámpora, Andrés ‘cuervo’ Larroque, ministros de gobierno repartiendo ropa por África con insignias escritas con “clarín miente”, o como olvidar cuando en el año 2013 la Comisión Internacional de Derechos Humanos nos colocó detrás de Venezuela y Ecuador como el país con menos libertad de expresión en toda Sudamérica.
¿Ahora, que pasó con la renovación que presentó Alberto Fernández al liderar el frente de todos y de esta manera “no repetir errores pasados y reforzar los aciertos” como plantearon en campañas electorales pasadas?
Cuesta pensar que esta versión nuevamente reciclada del peronismo si le agarró cariño a la disidencia, a la otra mirada y que ya no serán tomados como cipayos, gorilas, desestabilizadores, golpistas, espías de la derecha internacional comandada por Estados Unidos e Israel, entre otros adjetivos más aquellos que marquen el error con buena fe.
Sí, yo también pensé que Alberto Fernández podía marcar un antes y un después dentro de su espacio. Un hombre moderador, caracterizado por ser el ala peronista más sociable con clarín, con los medios, con la oposición, con el alfonsinismo, con Javier milei (en 2016) y con parte del radicalismo. Lamentablemente a poco más de 6 meses de gestión todo parece indicar lo contrario.
En el perfil oficial de la cuenta presidencial no hay pudor para escrachar periodistas cada vez que no opinan como Alberto Fernández. Primero fue lo de “gordito lechoso” ese famoso retweet que hizo el presidente para referirse al periodista Jonnathan Viale. Ahora otro retweet en donde se juzga la opinión dada por periodistas de América 24, también otro ‘RT’ donde se escracha al periodista de La Nación José del Rio. Ni hablar que la misma cuenta del presidente le ha dado Me gustas a tweets que dicen por ejemplo “Siempre tengan en cuenta que los mismos diarios que hoy atacan cualquier medida del gobierno de @alferdez son los que apoyaron el bombardeo a Plaza de Mayo un día como hoy, 16 de junio, al mediodía. Masacraron hombres, mujeres y niños. Eso es el anti peronismo. No lo olviden”. Más allá de la chicana y el golpe bajo que tiene esa pequeña reflexión de 280 caracteres, digo porque si queremos también le podemos decir que es el peronismo: los inundados y muertos en La Plata 2013, los muertos de once, la intervención del INDEC, la muerte de Kosteki y Santillan, los bolsos de lópez, etc, etc. Ojo, tampoco hay que caer en el anti peronismo. Nunca los extremos son sanos. Pero volviendo a los twitts, como dijo un colega en su momento el problema no es que el presidente lo retuitee, el problema es que no le importe el riesgo que genera su RT.
En estos meses hay más cosas para destacar. Como cuando el presidente corrigió a una periodista en vivo durante una conferencia de prensa advirtiéndole que “no le lleven más miedo a la gente” o cuando el presidente mandó a leer la constitución a Cristina Pérez como si fuera una alumna del secundario. ¿Qué bueno estaría que mandara a leer la constitución a no se… un par de sindicalistas o a gobernadores que están en el poder hace más de 20 años no?
Todo lo recién nombrado ¿no suenan a características de un hombre “que vino a cerrar la grieta” no?
El periodismo no tiene las manos limpias tampoco, pero eso es tema aparte. En fin, en menos de 6 meses esa versión moderada del albertismo se vio desmoronada por nada más ni nada menos que la realidad. Y eso es muy triste. Realmente deseo que esto, aunque la veo muy difícil, se revierta en estos 3 años y medio de gestión que le quedan al presidente.
Avram Noam Chomsky es un lingüista, filósofo, politólogo y activista estadounidense considerado por el New York Times como el más importante de los pensadores contemporáneos. Entre sus frases más celebres destaco una que siempre me gusta escuchar, la cual dice:
El kirchnerismo siempre tuvo una lucha mano a mano con los medios de comunicación. Blanco o negro, u opinas como yo o sos mi enemigo. El periodismo, la disidencia de ideas, las visiones alternativas, el intercambio de voces no restan, al contrario, suman. Ojalá algún día le pierdan el odio y el miedo a eso que tanto le temen.
Por suerte el periodismo y los medios de comunicación son indiscutibles bastiones de la libertad de expresión y de las democracias mundiales en la modernidad. Pero la democracia, en sí, como ha pasado con muchos sistemas de representación, tiene sus distorsiones y no siempre la teoría se aplica de igual manera que en la práctica.
Puede que haya países donde hay medios de comunicación libres y eso no garantice un correcto funcionamiento de la democracia. Pero si se puede afirmar que los países en donde no hay medios de comunicación libres hay una dictadura, una autocracia, o una monarquía. No existe una sola dictadura en el mundo que tenga varios medios de comunicación a la vez con diferentes ideologías, es decir, de derecha, izquierda, progresistas o conservadores. ¿Ejemplos? Muchísimos. China, Corea del Norte, Venezuela, Cuba, Turkmenistán, Guinea, Ecuatorial, entre otros más.
Aquí en Argentina la historia entre el estado, los gobiernos y los medios es muy larga de explicar y analizar en una sola nota. Hoy vamos a ir a un tema muy específico, que advertí post paliza electoral del Frente de Todos a Cambiemos el año pasado, el problema del kirchnerismo con la libertad de expresión.
Es más que sabido los problemas que tuvieron ‘los k’ con el periodismo y los medios entre 2003 y 2015. A grandes rasgos recordemos: Guillermo Moreno interviniendo papel prensa de forma patotera -al estilo macho argentino-, el programa político militante 678 en un canal estatal financiado por todos los argentinos, cuando echaron a Juan Miceli por cuestionar al entonces secretario general de La Cámpora, Andrés ‘cuervo’ Larroque, ministros de gobierno repartiendo ropa por África con insignias escritas con “clarín miente”, o como olvidar cuando en el año 2013 la Comisión Internacional de Derechos Humanos nos colocó detrás de Venezuela y Ecuador como el país con menos libertad de expresión en toda Sudamérica.
¿Ahora, que pasó con la renovación que presentó Alberto Fernández al liderar el frente de todos y de esta manera “no repetir errores pasados y reforzar los aciertos” como plantearon en campañas electorales pasadas?
Cuesta pensar que esta versión nuevamente reciclada del peronismo si le agarró cariño a la disidencia, a la otra mirada y que ya no serán tomados como cipayos, gorilas, desestabilizadores, golpistas, espías de la derecha internacional comandada por Estados Unidos e Israel, entre otros adjetivos más aquellos que marquen el error con buena fe.
Sí, yo también pensé que Alberto Fernández podía marcar un antes y un después dentro de su espacio. Un hombre moderador, caracterizado por ser el ala peronista más sociable con clarín, con los medios, con la oposición, con el alfonsinismo, con Javier milei (en 2016) y con parte del radicalismo. Lamentablemente a poco más de 6 meses de gestión todo parece indicar lo contrario.
En el perfil oficial de la cuenta presidencial no hay pudor para escrachar periodistas cada vez que no opinan como Alberto Fernández. Primero fue lo de “gordito lechoso” ese famoso retweet que hizo el presidente para referirse al periodista Jonnathan Viale. Ahora otro retweet en donde se juzga la opinión dada por periodistas de América 24, también otro ‘RT’ donde se escracha al periodista de La Nación José del Rio. Ni hablar que la misma cuenta del presidente le ha dado Me gustas a tweets que dicen por ejemplo “Siempre tengan en cuenta que los mismos diarios que hoy atacan cualquier medida del gobierno de @alferdez son los que apoyaron el bombardeo a Plaza de Mayo un día como hoy, 16 de junio, al mediodía. Masacraron hombres, mujeres y niños. Eso es el anti peronismo. No lo olviden”. Más allá de la chicana y el golpe bajo que tiene esa pequeña reflexión de 280 caracteres, digo porque si queremos también le podemos decir que es el peronismo: los inundados y muertos en La Plata 2013, los muertos de once, la intervención del INDEC, la muerte de Kosteki y Santillan, los bolsos de lópez, etc, etc. Ojo, tampoco hay que caer en el anti peronismo. Nunca los extremos son sanos. Pero volviendo a los twitts, como dijo un colega en su momento el problema no es que el presidente lo retuitee, el problema es que no le importe el riesgo que genera su RT.
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| Foto del retweet "el gordito lechoso" y del me gusta "así es el anti peronismo" |
En estos meses hay más cosas para destacar. Como cuando el presidente corrigió a una periodista en vivo durante una conferencia de prensa advirtiéndole que “no le lleven más miedo a la gente” o cuando el presidente mandó a leer la constitución a Cristina Pérez como si fuera una alumna del secundario. ¿Qué bueno estaría que mandara a leer la constitución a no se… un par de sindicalistas o a gobernadores que están en el poder hace más de 20 años no?
Todo lo recién nombrado ¿no suenan a características de un hombre “que vino a cerrar la grieta” no?
El periodismo no tiene las manos limpias tampoco, pero eso es tema aparte. En fin, en menos de 6 meses esa versión moderada del albertismo se vio desmoronada por nada más ni nada menos que la realidad. Y eso es muy triste. Realmente deseo que esto, aunque la veo muy difícil, se revierta en estos 3 años y medio de gestión que le quedan al presidente.
Avram Noam Chomsky es un lingüista, filósofo, politólogo y activista estadounidense considerado por el New York Times como el más importante de los pensadores contemporáneos. Entre sus frases más celebres destaco una que siempre me gusta escuchar, la cual dice:
“Si no creemos en la libertad de expresión para la gente que despreciamos, no creemos en ella para nada”.
El kirchnerismo siempre tuvo una lucha mano a mano con los medios de comunicación. Blanco o negro, u opinas como yo o sos mi enemigo. El periodismo, la disidencia de ideas, las visiones alternativas, el intercambio de voces no restan, al contrario, suman. Ojalá algún día le pierdan el odio y el miedo a eso que tanto le temen.
ESCRITO POR: TOMÁS RUSSO
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